La Opuntia es un cactus que crece hasta una altura de entre cinco y siete metros y mide hasta un metro de diámetro, lo cual no lo hace muy especial. Hay otros cactus muchísimo mayores (el pachycereus pringlei, también conocido como el cardón gigante mexicano, alcanza los 18 metros de altura). La Opuntia tampoco es particularmente rara, y aunque se utiliza en la cocina (asegúrese de quitarse las espinas antes de comer), no es particularmente sabroso ni nutritivo.
En casi todos los aspectos se trata de una planta notablemente anodina. Pero la chumbera -conocida como el nopal en México- podría ser la clave para desbloquear una nueva y sostenible fuente de biocombustible.
El ‘oro verde’ que resuelve un problema espinoso
Rogelio Sosa López es un agricultor y productor de tortillas de Zitácuaro. Como muchos agricultores, siempre estuvo abierto a la idea de encontrar nuevas formas de bajar sus costes operativos. Trabajando con un colega, Antonio Rodríguez, el señor López comenzó a despulpar la carne de los nopales y a fermentarla para producir biocombustible, ayudando así a reducir sus costes propios de combustible.
Cuando se pican y se hacen puré, y luego se mezclan con estiércol, la carne de los nopales se descompone para producir metano y agua. Y así, simplemente, es como López y Rodríguez crearon Nopalimex, una empresa dedicada a la producción de fuentes de energía verde. Su biogás ha estado alimentando maquinaria agrícola desde 2016 y ahora Nopalimex está suministrando combustible a las autoridades de la ciudad de Zitácuaro para utilizarlo en una flota de sus vehículos. A un costo de sólo $0.65 (o 12 pesos) por litro, es aproximadamente un tercio más barato que la gasolina o el diesel estándar. Y se quema considerablemente más limpio.
Un biocombustible más sostenible
El trigo, la caña de azúcar y la soja se encuentran entre algunos de los cultivos para biocombustibles más comunes. También ocupan un lugar destacado en la cadena alimentaria, tanto para las personas como para el ganado.
Alrededor del 80% de la soja del mundo se cultiva en Estados Unidos, Brasil y Argentina. En Estados Unidos, 34,4 millones de hectáreas de tierra están dedicadas a la producción de soja, generando en la región 108 millones de toneladas al año. La soja se utiliza en una variedad de productos alimenticios. El tofu, la salsa de soja y los sustitutos de la carne son algunos de los ejemplos más visibles, pero como aceite, se utiliza como ingrediente en una gama de productos. También es muy importante para la alimentación del ganado y su papel en la producción de biocombustibles también va en aumento.
Sin embargo, la creación de espacio para los cultivos de soja ha provocado la deforestación, el desplazamiento de la vida silvestre en peligro y la alteración catastrófica del modo de vida de los pueblos indígenas. En los últimos 11 años, un área de tierra equivalente en tamaño al país de Gales ha sido despejada para la producción de soja solamente en el centro de Brasil.
Sin embargo, los nopales tienen una serie de ventajas estratégicas sobre los cultivos habituales para biocombustibles.
Aunque se utilizan en la producción de alimentos y bebidas, no se consumen a escala industrial. Por lo tanto, el aumento de la demanda de nopales en la creación de combustible no va a ejercer presión sobre los precios de los alimentos. Del mismo modo, no se cultivan en pastos agrícolas tradicionales, lo que significa que no hay una mayor competencia por los recursos que actualmente se utilizan para la producción mundial de alimentos. Además, si la Opuntia desplaza a la soja en la producción de biocombustibles, la caída de la demanda podría ayudar a estabilizar o incluso reducir los precios de los alimentos.
Un oasis sostenible para el futuro
Y si todo eso no es suficiente, también se está valorando este cactus como una alternativa potencial para el plástico de un solo uso. La investigadora Sandra Pascoe de la Universidad del Valle de Atemajac en México ha utilizado el jugo de nopal como base para un nuevo material plástico.
El zumo contiene monosacáridos y polisacáridos, que pueden combinarse con glicerina, ceras naturales y proteínas para crear un líquido que se transforma en láminas de plástico. A diferencia del plástico común, la alternativa del jugo de nopal se descompone naturalmente cuando se entierra, lo que podría ayudar en la lucha contra la contaminación plástica.
El hecho de que los cactus crezcan en zonas desérticas, sin otros intereses importantes de ningún tipo, permiten obtener productos útiles de forma más ecológica. Este tipo de soluciones nos inspiran a orientar la tecnología hacia un mundo más sostenible.
Fuente: WeForum
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[Información e imágenes tomadas de puentesdigitales.com]