Un grupo de científicos de la Universidad Técnica de Múnich en Alemania ha diseñado un nuevo método más sencillo y rentable para producir biocombustible a partir de basura orgánica.
El reciclaje de residuos para elaborar carburantes ha sido muy estudiado durante los últimos años. Investigadores de todo el mundo han querido aportar su granito de arena y hemos visto sistemas que utilizan plástico del mar, posos de café o incluso heces humanas para transformarlos en combustible.
Sin embargo, hasta el momento la conversión de residuos orgánicos en biocombustible no ha sido económicamente viable, debido a que se necesitan temperaturas demasiado altas y demasiada energía. Por este motivo, la comunidad científica continúa trabajando para encontrar soluciones menos costosas.
Ahora, este equipo ha conseguido reducir de manera significativa los requisitos de temperatura y energía en uno de los pasos clave del proceso químico que permite transformar la basura orgánica en combustible. En el laboratorio, los científicos han podido demostrar que es posible reducir la temperatura requerida para la división de los enlaces de carbono y oxígeno en una solución acuosa ácida mediante el uso de cristales de zeolita. Este compuesto se trata de un material poroso que se emplea habitualmente como catalizador en la industria del petróleo.
“Buscamos catalizadores adecuados para acelerar la reacción y dimos con las zeolitas, que son cristales con pequeñas cavidades en la que las reacciones tienen lugar bajo condiciones de hacinamiento comparables a las de los bolsillos de enzimas”, explica Johannes Lercher, director del estudio. “Nuestros experimentos demuestran que las zeolitas con catalizadores igualmente eficaces que las enzimas: ambas reducen significativamente los niveles de energía requeridos para las reacciones”.
La investigación se encuentra todavía en sus fases iniciales y todavía queda mucho trabajo por hacer antes de que la nueva técnica pueda ser desplegada. “Esperamos que en el futuro sea utilizada para crear las condiciones necesarias para los nuevos procesos de producción“, concluye Lercher.
(Tomado de computerhoy.com)