Manuel Young, subdirector del Centro de Biotecnología Dr. Daniel Alkalay Lowitt de la USM, explica la importancia y contribución que estas herramientas están teniendo en la detección de enfermedades y contaminación orgánica en la industria alimentar

USM/DICYT Hace unos días, la Universidad Autónoma Metropolitana de México desarrolló un nanobiosensor que permitiría –de manera muy similar a un test de embarazo– el diagnóstico del cáncer de mama en etapa temprana y en tratamientos postoperatorios de metástasis, con sólo una muestra de saliva.

Esta es solo una muestra del potencial que tienen los bio y nanosensores, que como explica el académico Manuel Young, subdirector del Centro de Biotecnología Dr. Daniel Alkalay Lowitt de la Universidad Santa María (USM), “funcionan sobre la base de un reconocedor biológico, por ejemplo algún tipo de enzima. Estos dispositivos pueden estar expuestos a la sustancia que se desea detectar, emitiendo una señal que puede ser eléctrica –ya sea corriente o voltaje- o cambio de color”.

Respecto a esta herramienta desarrollada en México, el investigador manifestó que esta es “una iniciativa de alto impacto, muy novedosa en su concepción y que, de ser validada en su reproducibilidad y robustez será, sin duda, un gran avance en la detección precoz del cáncer de mama”.

Y es que, efectivamente, la medicina es uno de los campos donde estos sensores han ganado una mayor presencia. Los test de embarazo y los medidores de glucosa en la sangre, que se pueden comprar en cualquier farmacia, son un ejemplo; pero también se utilizan de forma creciente en la industria alimentaria, siendo el test de luciferasa que busca detectar contaminación orgánica uno de los ejemplos más claros.

Los avances en la USM

El Centro de Biotecnología de la USM cuenta con un Grupo de Biosensores y Biomateriales y según explica Manuel Young, a través de él  “hemos realizado varios proyectos que involucran el tema de los biosensores. Sin embargo, estamos orientados principalmente en el área vitivinícola y en la detección de patógenos en el agua, a diferencia de lo que se está haciendo en la UAM, donde se han centrado con esta investigación del área médica”, dijo.

Es así, como existen proyectos potenciados por la USM donde destaca, por ejemplo, la rápida detección del consumo de fructosa durante la fermentación del mosto del vino, algo esencial para asegurar una buena calidad del producto. Esto, porque el mosto tiene dos azúcares fermentables, la glucosa y la fructosa, que se convierten en alcohol; si se consumen muy rápido o muy lento, el vino no será de buen nivel. Este análisis, que debe ser rápido para lograr la exactitud y equilibrio deseado, se estaba haciendo en horas, pero el Centro de Biotecnología de la USM logró que este análisis estuviera listo en minutos,  desarrollando un biosensor enzimático basado en la técnica electroquímica.

Las importantes contribuciones en esta área que ha realizado la USM los hará partícipes del Congreso Iberoamericano de Sensores (Ibersensor) en octubre de 2016, cita que se realizará en Valparaíso y reúne a los investigadores más importantes en la especialidad.

Desde su fundación hace 15 años, el Centro de Biotecnología Dr. Daniel Alkalay Lowitt (CB – DAL) busca contribuir al desarrollo de la biotecnología, haciendo aportes inéditos en la investigación, en las áreas de biotecnología vegetal, biorreactores, biosensores y bioinformática, con el objetivo de posicionar esta área de conocimiento en nuestro país.

Fuente: agroalimentando.com

(Tomado de biotecnologiasi.tumblr.com)

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