Intel ha dado comienzo a su 9.ª generación de procesadores con sus productos para usuarios domésticos. Eso incluye por igual a los equipos generalistas con hasta un Core i9-9900K como a los equipos de sobremesa de gama alta (HEDT) a los que también se les llama de entusiasta. Los nuevos procesadores Core anunciados para HEDT son un reemplazo directo de los Skylake X, y por eso a esta generación se la llama simplemente refresco de Skylake X.

Son siete modelos que reemplazan a los siete anteriores, y solo hay cambios de configuración de núcleos en los dos inferiores. El mínimo pasa de seis núcleos físicos a ocho núcleos físicos en el Core i7-9800X, y el Core i9-9820X pasa a tener diez núcleos físicos. Intel ha subido de manera generalizada la frecuencia base de los procesadores, por ejemplo pasando de 2.5 GHz en el Core i9-7980XE a los 3 GHz en el Core i9-9980XE. Eso ya de por sí marca un buen aumento de rendimiento, aunque no será como tirar cohetes.

En la parte baja, con la subida del número de núcleos y cambios de arquitectura, los cuatro menos potentes también obtiene más caché de nivel 3 (L3 o N3), que pasa en un caso concreto de los 8.25 MB a los 16.50 MB. Para labores de cómputo puede suponer una diferencia de rendimiento más que notable. Además, el precio de ese procesadores, el Core i7-9800X, es similar al del Core i9-9900K o unos 589 $. Los precios se mantienen entre los Skylake X y su refresco, y además Intel mantiene el uso del chipset X299, lo que beneficia a los precios que tienen actualmente en el mercado —se pueden encontrar desde unos 190 euros—, si bien se requiere de una actualización del BIOS.

De manera generalizada la TDP (potencia de diseño térmico) de todos los procesadores pasa a ser de 165 W, y no solo los tres más potentes. Además, todos los procesadores pasan a tener 44 líneas PCIe 3.0, y no es algo exclusivo de los modelos de más potencia. Así pues, ese Core i7-9800X pasa de 28 a 44 líneas PCIe respecto al Core i7-7800X al que sustituye. Es un movimiento que sin duda viene a contrarrestar las 60 pistas PCIe que tienen los Ryzen Threadripper, si bien muchos habrían preferido que Intel hubiera añadido más líneas PCIe en los nuevos modelos más potentes. Esto permite diferenciar muchísimo más el Core i9-9900K y el Core i7-9800X para los que quieran usar dos tarjetas gráficas potentes como dos RTX 2080 Ti. Para estos usuarios, el Core i7-9800X gana.

Intel no ha realizado grandes cambios a nivel de arquitectura, pero ha optimizado, optimizado, optimizado. Es la palabra que más ha pronunciado hoy. En este sentido, pese a que la TDP es de 165 W, el consumo de estos procesadores ha disminuido un 15 %, y en parte gracias a que usa material de soldadura como material de transferencia térmica (TIM) en vez de pasta térmica entre la pastilla y el dispersor térmico integrado (IHS, la tapa en este caso).

Por un lado, eso permite más margen térmico para subir frecuencias, y por otro permitirá un uso más silencioso para los que no quieran hacer overclocking. Si bien Intel no ha indicado el proceso de fabricación, es de suponer que es una versión del 14 nm++ en vez de el 14 nm+ de los anteriores —ahora los engloba genéricamente en una clase 14 nm, sin añadir mases al final; una lástima no llegar a ver un14 nm+++++++—. Aunque pese a los cambios introducidos, no hay gran diferencia con la generación anterior salvo que alguien se meta en el terreno del overclocking.

Vía: Guru3D, AnandTech.

[Información e imágenes tomadas de www.geektopia.es]