Aunque los dispositivos cambian, la disposición de las teclas se mantiene igual desde hace más de 130 años.

A cualquiera que se sienta por vez primera a escribir ante un ordenador le asalta la misma pregunta: ¿a quién se le ocurriría disponer las letras en el teclado de forma tan aparentemente absurda? Y aún más: ¿por qué su idea triunfó y hoy todos usamos el teclado QWERTY (llamado así por las seis teclas de la fila superior izquierda)? He aquí algunas curiosidades que quizá no conocías sobre el teclado:

¿Quién lo inventó?

Aunque la primera patente de una máquina de escribir la registró el ingeniero inglés Henry Mill en 1714, fue el estadounidense Christopher Latham Sholes (1819-1890) quien ideó en 1868, junto con Carlos Glidden y Samuel W. Soule, la primera máquina de escribir con éxito comercial.

Sholes y sus colaboradores vendieron la mayor parte de los derechos a Densmore y éste firmó un contrato en 1873 con E. Remington and Sons, una compañía de Ilion (Nueva York) especializada en la fabricación de armas que había comenzado a diversificarse con máquinas de coser. Los primeros modelos salieron a la venta en 1874.

¿Por qué se dispusieron las teclas en ese desorden?

En un primer momento se ordenaron las 28 teclas por orden alfabético, pero el mecanismo que traslada el golpe de la tecla al tipo que quedaba impreso en el papel, inspirado en el funcionamiento de un piano, se atascaba cuando se escribía demasiado rápido, al entrecruzarse los palos de las letras. ¿Cómo solucionar el problema? Había que distanciar las letras que se usaban combinadas, como la Q y la U, y distribuirlas a uno y otro lado para alternar ambas manos. Así se conseguía un ritmo constante que agilizaba la escritura.

La primera aparición documentada del teclado QWERTY es una patente registrada en 1878. Jimmy Stamp señala en un artículo publicado en la web del Smithsonian que en 1890, había más de 100.000 máquinas de escribir en uso en Estados Unidos producidas por Remington con teclado QWERTY. «El destino del teclado se decidió en el año 1893 cuando los cinco mayores fabricantes de máquinas de escribir -Remington, Caligraph, Yost, Densmore, y Smith-Premier- se fusionaron para formar la Union Typewriter Company y acordaron adoptar el teclado QWERTY», señala Stamp.

Esta teoría del fallo mecánico fue cuestionada por los investigadores de la Universidad de Kyoto Koichi Yasuoka y Motoko Yasuoka en 2011. Ellos llegaron a la conclusión de que el teclado surgió por las sugerencias y críticas de operadores de código Morse que necesitaban escribir con rapidez.

También se ha dicho que las tácticas de negocio de Remington pudieron influir en esta adopción del teclado ya que además de fabricar las máquinas de escribir proporcionaba cursos de formación. Sea como fuere y aunque nunca se demostró que el teclado QWERTY fuera el mejor, la gente aprendió con él y se acostumbró a su disposición. Aún hoy es el que se ha mantenido en los ordenadores.

La primera novela a máquina

Mark Twain fue uno de los compradores de aquellas primeras máquinas de escribir Remington en 1874. Pagó 125 dólares. Así lo contó en su biografía: «Fuí la primera persona en el mundo en tener un teléfono en casa para fines prácticos. Ahora reclamaré que fuí la primera persona en el mundo de utilizar una máquina de escribir para la literatura. Ese libro debe haber sido “The Adventures of Tom Sawyer”. Escribí la primera mitad en 1872 y el resto en 1874». El historiador Darryl Rehr señaló después que ese primer texto escrito a máquina debió de ser su novela «Vida en el Mississippi». De lo que no hay duda es de que Mark Twain fue pionero en usar una máquina de escribir.

QWERTY, QWERTZ, AZERTY

No todos los teclados Qwerty son exactamente iguales. El lugar que ocupa la Ñ en el español es el de la Ç en portugués, en el alemán la Z y la Y están intercambiadas de forma que su teclado no es QWERTY sino QWERTZ. En el francés, son las Q y la W las que se intercambian con la A y la Z, de forma que es un teclado AZERTY, y la M se encuentra a la derecha de la L.

El Ministerio de Cultura francés encargó el año pasado un estudio para renovar el teclado AZERTY por los problemas detectados para escribir las dobles comillas (“) y caracteres tan propios del francés como «æ» y «œ», con sus equivalentes en mayúsculas «Æ» y «Œ», o la «ç». «No podemos, desde el teclado, escribir una ‘ç’ mayúscula», aseguró la ministra de Cultura francesa, Fleur Pellerin.

¿Hay otros diseños de teclado?

A August Dvorak, profesor de la Universidad de Washington, se le encargó en 1932 que investigara el mejor diseño para el teclado, una vez que los problemas mecánicos que motivaron el QWERTY se habían superado. El diseño que patentó cuatro años después, el Teclado Dvorak Simplificado, colocaba las letras de uso más común en la fila central, con las consonantes más habituales en el lado derecho y las cinco vocales en el izquierdo. Su diseño equilibraba la carga de tecleo entre las dos manos y al desplazarse menos los dedos que en el QWERTY, se reducían las tendinitis en los mecanógrafos. Hoy todos los sistemas operativos incluyen el teclado Dvorak, además del QWERTY, pero se sigue usando más este último.

Shai Colemak diseñó en 2006 el teclado alternativo que lleva su nombre, cambiando 17 teclas de lugar y solo 2 de mano respecto al QWERTY, en un intento de colocar las letras más frecuentes en los dedos más fuertes. Y desde hace unos años existe un nuevo diseño llamado KALQ, desarrollado por investigadores de St. Andrews, el Instituto Max Planck y Montana Tech para escribir con pulgares en dispositivos móviles que mejora la velocidad de escritura, pero su uso aún no se ha extendido.

¿Por qué no se ha cambiado el teclado?

Aunque el peligro que tenían las máquinas de escribir de que las teclas se enganchasen hace tiempo que ya no existe, para cientos de millones de personas el QWERTY forma parte de su memoria táctil, está totalmente interiorizado. El QWERTY es un ejemplo de la «dependencia de la trayectoria». Quizá no sea el mejor, es el que ha pervivido y ha condicionado innovaciones posteriores.

(Tomado de abc.es)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *