Es muy posible que si estás pensando en comprarte una impresora 3D, una de las dudas que se te puede plantear es hasta qué punto se trata de un cacharro al que vayas a sacarle partido. Después de todo es una inversión considerable como para que acabe abandonada en un cajón tras los primeros meses.
Como cuando tenemos dudas de este tipo lo primero que solemos hacer es preguntarle a alguien que ya tiene el dispositivo que nos interesa, hemos estado hablando con algunas de las personas que ya se compraron una impresora 3D en su día. Les hemos preguntado cual ha sido su experiencia, cuales son sus puntos fuertes y flojos, y cual el partido real que le han conseguido sacar.
Las impresoras 3D llevan ya unos años entre nosotros, y desde sus tímidos inicios hemos visto cómo han ido evolucionando para cubrir todo tipo de aplicaciones, desde la creación de obras de arte hasta la de fármacos. También pueden utilizarse para la bioimpresión o algo menos ambicioso pero igualmente útil, la creación de complementos como monturas para gafas.
Pero más allá de los mil y un usos que puede tener en un ámbito especializado o profesional, lo que queremos saber es para qué las pueden utilizar los usuarios de a pie. Para eso hemos hablado con Joan Carballo de el estudio IOWA Dynamics y editor en MomentoCarPi.com, o el Ingeniero Informático y loco de los gadgets Marcos Pérez Ferro.
También contamos con Laura Palombi, trabajadora de una agencia de publicidad que en su tiempo libre se dedica a la construcción de escenografía, Sergio Pérez, Ingeniero Naval que actualmente trabaja en una empresa de acústica y vibraciones, y con Antonio Delgado, editor de Geeknetic.es y gran apasionado de la tecnología.
Los factores a la hora de elegir impresora
¿Es una locura querer comprar una impresora 3D? Seguramente es la primera duda que te puede pasar por la cabeza si estás detrás de una, y precisamente por eso lo primero de lo que hablamos con nuestros invitados es sobre cuándo compraron sus impresoras y qué tenían en la cabeza para ellas cuando lo hicieron.
El más madrugador fue Joan Carballo comprándola en octubre del 2013, ya que por sus múltiples posibilidades le tenía el ojo echado desde que empezaron a aparecer este tipo de dispositivos. “Por aquella época estaban teniendo mucho hype las Google Glass así que lo primero que hice fue imprimirme unas de mentira para aparecer en eventos geeks con ellas puestas”. Dio los primeros pasos haciendo un curso de montaje y puesta en marcha y empezó a imprimir.
El modelo elegido fue uno de los más exitosos que ha habido hasta ahora, la Prusa i3 Hephestos de BQ. Y la razón la más simple del mundo, era el modelo de impresora que se incluía en el curso de montaje y la que despuntaba en aquél momento, y nos cuenta que por aquel entonces le costó alrededor de 600 euros.
Marcos por ejemplo dice que “la culpa” de que acabase con una la tuvo su padre al comprarse una BQ Prusa i3 Hephestos. “Cada vez que me invitaba a su casa me ponía lo dientes largos”, nos dice, por lo que en cuanto vio que bajaban los precios acabó comprándose una hace algo más de un año.
A la hora de elegir modelo, Marcos se basó también en la Prusa i3 debido a su filosofía abierta. “Este modelo de impresora se apoya en Open Hardware y Open Software”, nos explica. Este detalle es más importante de lo que parece, ya que significa que tiene una enorme comunidad que colabora diariamente para poder mejorar su software y hardware.
Sergio fue más ambicioso y no la compró, sino que para entender su funcionamiento la fabricó él mismo hace año y medio. “Pedí la electrónica por un lado, la estructura metálica por otro”, nos dice. La primera que imprimió estuvo basada en la Prusa Steel por su aparente rigidez y resistencia, y la terminó hace año y medio aproximadamente.
“Cuando empecé a hacer la impresora se me abría el mundo de hacer prototipos, bases de móvil, carcasas, etcétera”, nos dice cuando habla sobre las razones por las que se la compró, aunque también nos confiesa que su primera meta era la de hacer el casco de los Stormtroopers de Star Wars, algo que al final consiguió.
En cambio, Laura asegura que lo que le llamó la atención fue su concepto de hacer virtualmente lo que quisiera sin tener que modificar materiales. Cuando se la compró hace un año creía que la utilizaría para proyectos de grandes dimensiones, “pero la verdad con el tiempo de elaboración y la planificación necesaria es muchísimo más útil para elementos pequeños”.
Tenía un poco de miedo de gastarse una gran cantidad de dinero para que finalmente la impresora que se comprase acabase en el desván a las primeras de cambio, por lo que eligió la Prusa i3 por ser la más razonable en calidad precio.
Y por último, Antonio nos cuenta que siempre le llamaron la atención las máquinas automatizadas para crear cosas. “Había seguido el movimiento reprap de impresoras 3D desde hacía tiempo y me había llamado mucho la atención”, nos cuenta, y como Marcos, en cuanto empezaron a hacerse asequibles se animó a montarse una en mayo del 2014.
Nuevamente la elegida fue la Prusa i3 montada desde cero. Sus razones fueron básicamente las mismas que las del resto de personas con las que hemos hablado, una mezcla de calidad precio y las grandes posibilidades del apoyo comunitario. “Es un modelo bastante compacto, económico y con un enorme desarrollo y comunidad detrás”.
Las mil y un posibilidades de la impresión 3D
La pregunta del millón era si todos estos compañeros con los que hemos hablado seguían utilizando su impresora 3D, y para nuestra sorpresa y satisfacción así es. El uso más común es el del diseño de piezas, tanto para solucionar pequeños problemas del día a día como para hacer que sus máquinas fabriquen otras máquinas. Sergio de hecho además de crear otra impresora más grande con la suya ha hecho una grabadora láser.
Laura por ejemplo también ha creado la pieza que vemos un poco más arriba. “En Halloween necesitaba crear un esqueleto y la solución más económica para conseguir un cráneo realista fue imprimirlo”, nos explica, algo que consiguió tras varias piezas fallidas y unos cuantos ensayos. “Para el mismo evento imprimí un soporte que servía de guía para los componentes electrónicos de un artilugio que “llamaba a la puerta” en donde lo colocases.
Marcos también ha diseñado muchas piezas para resolver problemas de su día a día. “Algunas de las que que he diseñado últimamente para solucionar estos problemas son: un soporte de mesa para teléfono móvil, unas soportes de pared para un espejo (del cual los soportes se perdieron en la mudanza) y varias llaves para abrir los cajetines de luz y agua de mi casa”. Evidentemente, nos dice que ha imprimo muchas otras cosas, pero muchas veces son más decorativas que de una utilidad real.
También nos ha comentado que su impresora le ha resultado bastante útil para su hobbie de los drones de carreras, ya que “te permite diseñar piezas para el drone bajo tus propias especificaciones, con la ventaja de que puedes imprimir tantas como necesites prácticamente sin coste”. Además, nos señala que para este cometido existen muchas piezas diseñadas por la comunidad listas para imprimir y utilizar.
En este punto, posiblemente Antonio sea de los que hemos hablado el que más ha experimentado con su impresora. De hecho, nos confiesa que le parece bastante divertida la creación de figuritas “inútiles” como un pulpocabra, un híbrido que llevaba tiempo rondando páginas como Thingiverse. Aunque también le parece útil para crear otro tipo de figuras para juegos de mesa o elementos decorativos o divertidos.
“En casa llevábamos bastante tiempo con una manilla de la nevera rota, al ser un modelo bastante antiguo no había recambios”, nos cuenta también hablándonos de una de las primeras cosas “útiles” que hizo con su impresora. “Tomando medidas en 10 minutos diseñamos un modelo similar y a imprimir, ahí lleva 2 años funcionando”.
También le ha servido para muchos otros proyectos, desde el crear piezas para un drone hasta para crear un estabilizador manual para su GoPro, piezas para el Catán o elementos decorativos. “También se pueden hacer herramientas concretas como llaves específicas, de carraca, o incluso una llave inglesa”, nos dice después. “Aquí hay que tener en cuenta que imprimimos en plástico, pero por ejemplo la llave de carraca con su conjunto de adaptadores para tuercas me salvó alguna que otra vez”.
Por último, Antonio también nos ha hablado de otras utilidades más profesionales como la creación de maquetas con distintos materiales, algo a lo que su pareja, que es arquitecta, le ha sacado provecho. “Tengo muchos más ejemplos, pero estaríamos todo el día, en mi perfil de Thingiverse he publicado la mayoría de cosas que he impreso”, y como no podría ser de otra manera es una mezcla tanto de cosas útiles como de otras que no lo son tanto.
Y también tenemos a Joan, que nos dice que la ha utilizado para hacer muchas cosas útiles para su casa además de la impresión de piezas de repuesto, otras impresoras y pequeños detalles como bases de móviles, carcasas varias o complementos para videoconsolas. “Lo más útil que he impreso sin duda ha sido un soporte para el transformador del portatil que protege el cable”, nos explica al final. “A mi alrededor he visto cambiar ya varios transformadores porque el cable se rompe de tantos girones y el mío ahí sigue como un campeón”.
Sin embargo, también admite que últimamente ya no utiliza tanto la impresora, y eso que al principio se pasaba hasta doce horas diarias imprimiendo. “Ahora cada vez que la enciendo se rompe algo o tengo que ajustar cosas por lo que me da más pereza”, nos explica. “Quiero pensar que no la tengo 100% abandonada pero igual en 2016 he impreso una cosa o ninguna”.
Thingiverse, página imprescindible en tus favoritos
Cuando les hemos preguntado a nuestros cinco compañeros si existía alguna página o aplicación de referencia para la impresión 3D un único nombre ha salido de boca de todos: Thingiverse. Cada uno la ha descrito a su manera, pero la inequívoca conclusión es que si alguna vez te compras una de estas máquinas, esta web acabará sí o sí en tus favoritos.
De ella, Joan destaca su simplicidad y la calidad de sus diseños, mientras compañeros como Marcos nos cuentan que “es un repositorio de modelos 3D gratuitos mantenido por MakerBot”. La clave del éxito está en la propia comunidad, pues el nivel de los diseños es bastante alto. “Se pueden llegar a encontrar verdaderas maravillas”, nos dice.
Pero no sólo de Thingiverse vive el impresor tridimensional, y Laura añade que otra de las páginas a las que siempre recurre es una similar llamada Instructables. Pero hay otros elementos que también son importantes, y Antonio pone el foto sobre un tipo de programa denominado como “fileteador” o “slicer” que genera el formato GCODE utilizado por las impresoras a partir de un modelo 3D en .STL.
“He probado varios (CURA, Repetier Host con Slic3r, Simplify 3D, IdeaMaker, etc) con más o menos opciones y simplicidad de uso”, nos dice. “Personalmente me quedo con Simplify 3D por ser de los más completos que existen y por todas las opciones de configuración de impresión que ofrece, aunque es bastante caro; y también con CURA, que es gratis y mucho más sencillo e intuitivo, ideal para empezar en el mundillo.”
¿Y hasta qué punto la gente se limita a bajar modelos o se lía a crear los suyos propios? Laura y Joan nos comentan que ellos siempre optan por las descargas, ella porque no considera que tiene ni el tiempo ni las habilidades necesarias para crear las piezas que necesita, mientras que él nos dice que como mucho alguna vez ha modificado algún plano descargado con Google SketchUp o 123D Catch. Sergio también opta a veces por la modificación utilizando DesignSpark Mechanical.
Marcos y Antonio quedan por lo tanto como los dos diseñadores de la casa. “Suelo buscar en repositorios 3D para ver si existe lo que necesito”, nos dice Marcos. “Si no lo encuentro, entonces lo hago yo. Para los diseños uso programas como OpenSCAD. Permiten diseñas modelos 3D complejos partiendo de operaciones básicas sobre objetos sencillos como cubos o cilindros”.
Lo cierto es que para esto, para conseguir crearse cada uno sus propias piezas es muy recomendable saber diseñar en 3D, o al menos saber las cosas básicas. Para el diseño, Antonio recomienda la web Tinkercad.com para crear piezas en 3D a partir de figuras básicas de manera visual. También utiliza otras herramientas como SketchUp, AutoCAD o la herramienta 3D Builder de las últimas versiones de Windows 10.
¿Merece la pena el gasto?
Hay dos cosas importantes a la hora de considerar si la inversión de comprar una impresora 3D ha merecido la pena o no. El primero es saber cual es el gasto extra en consumibles, material de creación, que exige cada modelo, y el segundo saber si se le ha sacado todo el provecho que se tenía previsto en un principio.
Para el tema de los consumibles, en este caso cada uno tiene una opinión diferente. “No gasto mucho porque no imprimo mucho”, nos dice Joan, quien recomienda tener tantos colores como nuestro bolsillo permita. “Me gustaría tener cada cosa del color que mejor le queda y al final lo tengo todo del mismo color por no esperar a que llegue la bobina correcta”.
Marcos también dice que la impresora casi no sufre descastes, por lo que su único gasto a tener en cuenta son los rollos de plástico que se utilizan en las impresiones. “Aunque hay muchos tipos diferentes de materiales, el más usado es el PLA y viene a costar unos 20€ el rollo de 1 kilo”. Sergio también dice que esas mismas bobinas son prácticamente su único gasto.
También nos explica que una de las claves por las que este tipo de máquina no consume tanto como parecería en un principio: las piezas suelen estar huecas. Aun así, el consumo siempre es relativo a la cantidad y el tamaño de las impersiones. De hecho, el consumo es tan bueno que Laura nos confiesa que a ella lo que se le suele gastar antes es su paciencia. “Para imprimir un cráneo estuve imprimiendo 17h cada pieza (contando con que la impresion salga bien y no se vaya la luz), y eran cinco”.
“La verdad es que inicialmente me esperaba un consumo mayor”, nos dice también Antonio. “Hay que tener en cuenta que los modelos impresos se suelen imprimir con un porcentaje de relleno dependiendo de la resistencia que se busca, pero pasar del 40-50% no es habitual en las más resistente”. Por lo tanto, un kilo de material da para muchas impresiones, lo que hace que a la larga no sea tan caro como parece.
Sobre los materiales nos dice que el PLA es el más común, y que aunque es algo menos resistente que el ABS, es biodegradable, proviene de elementos naturales y requiere de menos temperatura para fundirse. “En cuanto a calidades, hay de todo, he probado filamentos supuestamente “Premium” que luego no daban tan buenos resultados y filamentos genéricos “chinos” que me han sorprendido”.
Y por lo tanto, teniendo en cuenta el precio de la impresora, su consumo y el uso que se le puede dar, la pregunta del millón es hasta qué punto merece la pena comprarse una. En este aspecto, todos los compañeros que han hablado con nosotros aseguran que a ellos sí les ha merecido la pena, y que han disfrutado mucho aprendiendo y trasteando. La mayoría las compraron como hobbie, y entre eso y los conocimientos adquiridos se dan por pagados.
“Igual con una impresora menos tiquismiquis y más fiable habría impreso más cosas, aunque sin saber el porqué de cada proceso y sin conocer a la gente que he conocido”, nos dice Joan, mientras que Antonio nos añade: “A nivel “productivo”, más allá de los pulpocabras y demás pijadas, me ha servido para arreglar alguna que otra cosa y poder realizar proyectos que sin acceso a una impresora 3D serían mucho más difíciles, nos ha dicho en cambio”.
Consejos desde la experiencia
Para terminar y pensando en quienes estéis leyendo este artículo mientras pensáis en compraros una de estas impresoras en 3D, le hemos pedido a cada uno de nuestros cinco participantes que os den unos consejos finales desde su experiencia para que tengáis en cuenta. En este caso estos consejos os los dejamos íntegros tal cual lo han escrito ellos.
- Joan Carballo: “Que se gaste los euros y se arme de paciencia. Ahora mismo no hay una impresora buena de 150€, no la hay, o tiene una superficie de impresión muy pequeña o tiene unos componentes de calidad broma y ninguna de las dos opciones es buena. La paciencia viene por el tiempo de impresión y porque por muy grande que lo ponga en la caja no es “Enchufar y imprimir”, hay un proceso y unas configuraciones que se deben dominar por muy usable que sea el software que se incluya. El mejor consejo es esperar 4 o 5 años a comprarte una, cuando realmente se haya simplificado todo. Además, la cantidad de materiales y posibilidades es creciente, cuanto más esperes más cosas podrás hacer con la nueva impresora”.
- Marcos Pérez: “Las impresoras 3D te pueden dar la capacidad de fabricar de piezas de todo tipo sin herramientas ni materiales específicos. Esto es fantástico pues elimina todas las limitaciones causadas por los materiales y herramientas, pero si quieres seguir siendo completamente independiente, también debes perder el miedo al diseño 3D y ser capaz de diseñar tus propias piezas. En caso contrarío, volverás a estar en una situación de dependencia y tendrás que esperar a que alguien tenga la misma necesidad que tu y diseñe las piezas para ti. Es como comprarte un lienzo en blanco sin saber dibujar ni querer intentarlo”.
- Sergio Pérez: “Que empiece desde cero, que aprenda como funciona, que sean capaces de fabricar la impresora y que jueguen hasta conseguir sus metas”.
- Laura Palombi: “Que piense muy bien para qué la quiere y que visite a alguien que tenga una y la use. Es una inversión muy chula pero es una inversión, y requiere paciencia y compromiso en aprender a manejarla, actualizarla y estar al día para que tus piezas sean cada vez mejores”.
- Antonio Delgado: “Primero de todo dejar algo claro, no es la revolución que se ha intentado vender cuando se han empezado a popularizar, todos hemos leído cosas como “la revolución de las impresoras 3D domésticas”, o “En el futuro todos los hogares tendrán una impresora 3D”. Nada de eso, son unos aparatos que crean piezas en plástico y hay que ser consciente en todo momento de eso y de las limitaciones que conlleva a día de hoy. Si eres amante del “trasteo”, te gusta la electrónica y cacharrear con cosas o nuevos proyectos, las impresoras 3D son un mundo muy entretenido y lleno de posibilidades. Recomendaría empezar con un modelo tipo Prusa i3 o la variante Prusa Steel por la gran cantidad de recursos disponibles. Existen kits en tiendas españolas con todas las piezas necesarias por precios muy atractivos (sobre los 300 Euros), y en webs chinas es aún más barato (aunque hay que tener ojo con la calidad de componentes). Los modelos ya premontados como las Up 3D , ultimaker, witbox o makerbot tienen precios mucho más elevados y serían más enfocadas a entornos profesoniales o semi-pro donde se buscan simplemente enchufar e imprimir prototipos, maquetas, etc”.
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